Una persona es enorme, cuando habla de frente y vive de acuerdo con lo que dice, cuando trata con cariño y respeto, cuando mira a los ojos y sonríe con franqueza. Pero es pequeña cuando solo piensa en sí misma, y les hace creer a los demás que piensa en ellos; cuando es poco gentil, cuando no colabora, cuando abandona a alguien en el momento que más lo necesita.
Una persona es gigante cuando se interesa por tu vida, cuando busca alternativas para tu crecimiento, cuando sueña junto contigo… cuando trata de entenderte aunque no piense igual que tú. Pero es pequeña cuando se deja regir por comportamientos indebidos, cuando quiere quedar bien con todos…
Una persona es grande cuando perdona, cuando comprende, cuando se coloca en el lugar del otro, cuando obra no solo de acuerdo a lo que esperan de ella, sino con lo que espera de sí misma. Pero es pequeña cuando decepciona, cuando hiere, cuando actúa con orgullo, cuando no es solidaria, cuando miente, cuando no sabe pedir perdón.
Una persona es grande cuando sabe dar, cuando no tiene miedo a recibir, cuando la caracteriza la alegría, cuando enfrenta la tristeza, cuando domina la ira.
Pero es insignificante cuando desprecia, cuando olvida los favores, cuando solo busca su brillo, sus intereses, su bienestar. Se empequeñece aún más cuando agrede, cuando falsea su testimonio, cuando mata con maledicencia.
Una persona es grande cuando extiende su mano, cuando cierra su boca y abre su corazón… y cuando su sensibilidad es tan grande como su tamaño.
William Shakespeare (adaptado)
Por eso… si te detuviste a admirar el increíble e interminable trabajo de una simple hormiga…
Si te asombraste e intentaste comprender la belleza admirable de un panal de abejas…
Si te detuviste para seguir la extraordinaria velocidad y la maravillosa habilidad de un picaflor en vuelo…
Si te recostaste sobre la hierba y te deleitaste con el perfume mágico de una flor…
Si en el silencio escuchaste la voz de las eternas olas del mar…
Si esbozaste en tus labios la misma sonrisa que viste en aquel niño…
Si sentiste correr por tus mejillas las mismas lagrimas que vistes descender tristes, por la cara arrugada de aquel pobre viejo…
Si sentiste todo eso
En verdad has vivido intensamente cada instante de tu vida, lo cual lleno de belleza tu alma, de amor tu corazón y, sobre todo, ¡Te convirtió en una persona muy grande!
Pero si aún no lo has sentido, no te preocupes aun no es tarde para empezar de nuevo y evitar ser una persona pequeña…
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