lunes, 2 de mayo de 2011

_ ¡Aquel piano!... ¡Mi despertar!_

_ ¡Decisiones y sorpresas!_

Al siguiente día llegue muy puntual a mi cita con mi nueva y única amiga, sonaba extraña esa palabra en mis labios pero se sentía bien pronunciarla. Alice era una chica impredecible, nunca sabias con que te iba a sorprender. Tenía un corazón cálido y siempre buscaba la forma de sacarme una sincera y amplia sonrisa.

Mis 30 dias de vacaciones los pase entre Alice, su hogar, su habitación y el gran piano que me transportaba a tantos lugares y me hacía experimentar las más hermosas sensaciones. Con Alice no era difícil aprender, ella era una excelente maestra. Todos los dias practicábamos melodías diferentes pero nuestra preferida era la que tocamos por primera vez que coloque mis dedos sobre las teclas de un piano, la llamábamos “Bienvenida” porque según Alice la compuso cuando llegue a su vida y el piano llego a la mía.

Mis padres no sabían nada de lo que estaba haciendo ya que nunca encontraba el momento indicado para contárselos, mientras que el padre de mi amiga era nuestro mayor espectador  cuando nos sentábamos a tocar.

Desafortunadamente esos dias alegres pasaron muy rápido y cuando le conté a Alice que tenía que regresar a la Universidad se puso muy triste pero ella confiaba en que sacaría el tiempo para poder seguir con las clases.

Los nuevos dias en la facultad se volvieron poco a poco más desastrosos e insoportables. No encontraba una motivación para asistir a mis clases así que cuando no me sentía con ganas no lo hacía. Mis promedios comenzaron a bajar y los llamados de atención no tardaron en aparecer. Esto se me estaba saliendo de las manos y lo que más deseaba era estar frente al piano día tras día.

Una mañana muy temprano recibí una llamada de Alice para informarme que había conseguido una oportunidad para interpretar una melodía para la directora de su escuela y así poder obtener una de las becas que se estaban ofreciendo. No lo pensé dos veces me levante, me vestí y me dirigí hacia la casa de Alice. Los dias siguientes nos dedicamos a practicar y perfeccionar nuestra canción para mi oportunidad.

El día tan anhelado llego. Me sentía muy nerviosa pero aun así me entregue al piano y a la melodía. La sentía desde mi primer cabello hasta la punta de los dedos de mis pies, nunca antes en los años de estudio en la Universidad ni en el colegio me había sentido tan completa, realizada, tan feliz. Esa tarde después de mi presentación recibí la noticia más inesperada… ¡Había obtenido la beca para estudiar música!... Iba a poder seguir aprendiendo y podría estar también con Alice, no en el mismo nivel ya que ella estaba mucho más avanzada pero si en la misma escuela y podríamos pasar mucho más tiempo juntas compartiendo lo que más nos gustaba hacer. En mi corazón no cabía tanta alegría por primera vez había logrado algo por mí misma y no solo eso también haría lo que yo quería lo que me llenaba de alegría el corazón.

Mientras iba de camino a mi casa tome la decisión que era hora de hablar con mis padres al respecto, ellos tendrían que comprenderlo y aceptarlo. Cuando llegue a casa ellos me esperaban sentados en el comedor y el ambiente estaba cargado de mucha presión, mi padre fue el primero en romper el silencio.

-      Violeta Ferrer – dijo – Quiero que me expliques en este preciso momento ¿Dónde has estado estos últimos dias y porque no has asistido a tus clases en la Universidad?

Opps, había estado tan sumergida en mi nuevo mundo que había olvidado que tenía que ir a esas clases.

-      Bueno papá – respondí muy nerviosa – De eso exactamente les quería hablar. He estado tomando clases de piano con una amiga y hoy me gracias a eso me he ganado una beca para poder estudiarlo profesionalmente. Esto ha sido una experiencia maravillosa, no sabes lo que se sien…

-      No quiero escuchar más – me interrumpió muy molesto mi padre – Un piano es la razón para que bajes tus promedios y peor aún para que no asistas a la Universidad.

-      Violeta Ferrer – continuo – Yo no he invertido tanto dinero para que tú me salgas con esto ahora. Nunca, escúchame bien, vas a poder salir

Adelante y triunfar en la vida siendo una “pianista”, pronuncio la palabra con desprecio. Deja tus tonterías, sube a tu habitación y mañana vas a clases ¿entendiste?

-      No lo voy a hacer – conteste

-      ¿Qué dijiste? Te atreves a faltarme el respeto.

-      No lo voy a hacer papá, siempre he hecho lo que tú quieres que sea y me canse. He encontrado una forma de ser feliz de ser yo misma de compartir con personas que disfrutan mi felicidad y me apoyan y no voy a perder todo lo que he ganado solo porque tú no me puedes apoyar.

-      Sube a tu habitación – contesto mi padre aún más molesto.

-      No lo voy a hacer papá, porque no me das la oportunidad.

-      Porque si no eres lo que tienes que ser entonces no eres nadie.

-      ¡Papá! – dije muy dolida y molesta – No es justo.

-      ¿Nunca has escuchado que la vida no es justa? Es obvio que nunca lo has escuchado. Sal de mi vista, no voy a perder mas nada en ti. Si te crees tan buena, tan protegida y tan apoyada enfrenta esto sin mí porque yo no voy a apoyar semejante mediocridad.

Mi madre no pronuncio ninguna palabra.

Ese día las palabras de mi padre fueron muy claras para mí. Tome una maleta empaque lo más necesario y sin una palabra me marche hacia el único lugar en el que podría esperar apoyo, la casa de Alice. Cuando les conté todo, tanto a ella como su padre se mostraron en desacuerdo y no dudaron ni un solo momento en brindarme su apoyo el mismo que hacía unos minutos mi padre mi había negado.

2 comentarios:

  1. Pobre Violeta=( tuvo q ser dificil para ella q sus padres no le brindaran el apoyo q ella tanto necesitaba. Este capitulo esta cargado de tanto sentimiento;)

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  2. pobresita pero por fin
    pudo enfrentar a su padre yq ue siga lo que a ella le gusta! besos

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